Pninei Halajá

03 – Lavado preceptivo.

Está permitido abluir las manos para cumplir con un precepto, por lo tanto los cohanim pueden lavarlas previo a la bendición sacerdotal (Ramá 613:3, Shulján Aruj 128:6). Quien tuvo una polución nocturna en Yom Kipur, aunque todas las veces que esto le ocurre acostumbre a sumergirse en la Mikvé,  en Kipur no habrá de hacerlo porque una costumbre piadosa, no obligatoria, no puede dejar sin efecto la prohibición de lavarse. También la mujer «Nidá» cuyo día de inmersión toca en Kipur deberá postergarla hasta la conclusión del ayuno (Shulján Aruj 613:11-12).

Por la mañana, al levantarse, se lavan las manos tres veces hasta los nudillos, ya que el espíritu de impureza reside en estas tras el sueño nocturno y su impureza puede afectar los orificios corporales. A los efectos de eliminar dicha impureza, se abluyen  las manos tres veces alternadamente. Tras evacuar en el excusado se vuelve a abluir las manos y se recita la bendición «Al Netilat Yadaim», ya que este lavado es preceptivo por cuanto que los sabios establecieron que se laven las manos previo al rezo de Shajarit (Pninei Halajá Tefilá 8:4). Si bien todos los días tenemos cuidado de abluir las manos en su completitud, en Yom Kipur se lavan sólo los dedos hasta los nudillos incluyéndolos,  ya que por la base de la norma este lavado es suficiente tanto para la higiene como para retirar el espíritu de impureza (Shulján Aruj 613:2). Si bien al lavar la mano hasta la altura de los nudillos es factible que parte de la palma se humedezca, no hay problema por cuanto que no se hace intencionalmente.

Aquel que toca una parte cubierta de su cuerpo donde puede haber gotas de transpiración se lo considera como quien tocó algo sucio, y si quiere recitar cuestiones relativas a la santidad deberá abluir sus manos ya que lo hace con finalidad preceptiva y no por placer (Mishná Berurá 613:5-6, Kaf HaJaím 6, Pninei Halajá Tefilá 5:2). Se despertó una duda respecto de quien evacuó sin haber tocado sus partes cubiertas, ya que quizás no necesite abluir sus manos por cuanto que no se ensuciaron.  A los efectos de salir de toda duda, es bueno que quien así evacúa toque con un dedo una parte cubierta de su cuerpo y así, conforme a todas las opiniones, pueda lavar sus manos hasta los nudillos y así recitar limpiamente la bendición «Asher Yatzar» (Shulján Aruj 613:3, Mishná Berurá 4).

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