Pninei Halajá

11- El Shabat es equivalente a todos los demás preceptos pues en este día se revela la fe.

El Shabat posee la gran virtud de  que por su intermedio el pueblo de Israel se eleva a una suerte de mundo venidero, más allá de los obstáculos y tabiques que este mundo interpone entre el Hombre y su Creador, de manera tal que le permite percibir la luminosidad de la fe y la Torá y conectarse armónicamente con Sus preceptos.

Dijeron nuestros sabios (Talmud Jerosolimitano Tratado de Nedarim 3:9) que «en el Tanaj vemos que el precepto del Shabat es equivalente a todos los demás mandamientos de la Torá. En la Torá está escrito (Shemot 16:28-29) «¿Hasta cuándo no queréis cumplir Mis mandamientos y Mis leyes? Considerad  que el Eterno os dio el Shabat». Este pasaje aparece inmediatamente después que algunos profanaron el Shabat al salir a buscar mán (maná) contrariando lo que se les había ordenado. En los profetas (Iejezkel 20:12-22) está escrito: «También les di Mis días de descanso para que fuesen por señal entre Yo y ellos y supiesen que Yo soy el Eterno que los santifica. Pero la casa de Israel se rebeló contra Mí en el desierto. No anduvieron en Mis estatutos y rechazaron Mis preceptos los cuales si un hombre los cumpliera ha de vivir por ellos y profanaron mis Sábados… y dije a su hijos… guardad Mis preceptos… santificad Mis días de descanso y ellos serán señal entre Yo y vosotros para que sepáis que Yo soy el Eterno vuestro Dios. Pero los hijos se rebelaron contra Mí…» En los ktuvim (Hagiógrafos) leemos (Nejemia 9:13-14): «Y sobre el monte Sinaí Te volviste y hablaste con ellos desde el cielo y les diste preceptos justos y leyes de verdad, buenos mandamientos, y les diste a conocer tu santo Sábado y les preceptuaste  mandamientos, estatutos y una ley  por la mano de Moshé Tu siervo» (ver adelante capítulo 22 inciso 2 así como también todo el capítulo 20 de Iejezkel).

Asimismo, nuestros sabios dijeron (Tratado de Shabat 118(B)): «Todo aquel que cuida el Shabat conforme a sus reglas, aunque practique cultos extraños como la generación de Enosh (ya que en esa generación comenzó a practicarse la idolatría) se le perdona». Mediante el cuidado del Shabat y sus prohibiciones se refuerza la fe del hombre en Hashem, por tanto  trasgresiones se transforman retroactivamente en errores involuntarios que son perdonados. Más aún, nuestros sabios dijeron (Mejilta Beshalaj) que «quien cuida Shabat está a salvo de pecar».

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