Pninei Halajá

13 – La venganza contra Hamán y sus diez hijos

Uno de los ejes centrales del relato de la Meguilá, es la ejecución de Hamán y sus diez hijos. Cobra especial valor el hecho de que se haya hecho justicia con aquellos que se levantaron para exterminar al Pueblo de Israel, y que a la postre fueron castigados y eliminados. Todo aquél que se levanta contra el Pueblo de Israel, la nación escogida por D´s, es como si se rebelara contra el Eterno Creador y Rector del universo, y por lo tanto corresponde que sea ajusticiado. Algunas reglas de Purim expresan la relevancia de la eliminación de Hamán y sus hijos.

Primeramente, la eliminación de los diez hijos de Hamán se escribe en el pergamino bajo el formato de cántico. Empero este cántico es diferente a los demás que aparecen en diferentes libros del canon bíblico. A modo de ejemplo, en el cántico del cruce del Mar Rojo en el libro de Éxodo, la escritura y los espacios vacíos están intercalados, mientras que en la ejecución de los diez hijos de Amán la escritura es más ordenada: a ambos extremos de cada renglón se escribe una palabra y en el medio se deja un espacio vacío, de modo tal que todos los nombres de los hijos ejecutados quedan en la columna derecha del cántico, mientras que la palabra «et» (y a) queda en el extremo izquierdo de cada renglón (Tratado de Meguilá 16(B), Shulján Aruj 691:3). La razón de esta manera peculiar de escritura radica en que, todos los cánticos, expresan el alivio que sintió el Pueblo de Israel, por lo que el cántico en su formato gráfico se expande con amplitud, mientras que en el caso del cántico por la ejecución de los diez hijos de Hamán, éste expresa la alegría por la recta justicia que se aplicó sobre éstos, por lo que se escribe en líneas rectas y cerradas (Maharal, Or Jadash 9:10).

Es menester esforzarse en leer todos los nombres de los hijos de Hamán de una sola vez sin respirar en el medio, para expresar de esta manera, el hecho de que los diez murieron juntos y al mismo tiempo, pero si no pudo leerlo de una vez, a posteriori, igual cumplió con el precepto de la lectura. La letra «vav» de la palabra »ויזתא» se escribe erguida para enseñarnos que los diez fueron ahorcados juntos (Tratado de Meguilá 16(B), Shulján Aruj 690:15, 691:4). El fundamento de la fe del Pueblo de Israel es la unicidad de D´s y los amalecitas se oponen tenazmente a esta convicción, por lo que al ser castigados fueron ejecutados de una vez, ya que su muerte reveló la fe en la unicidad (Maharal Or Jadash 9: 10).

Tras finalizar la lectura se debe recitar la fórmula «Maldito sea Hamán, bendito sea Mordejai, maldita sea Zeresh, bendita sea Esther, malditos sean los malvados y benditos sean los justos y también Jarboná sea recordado para bien» (Tratado de Meguilá Talmud Jerosolimitano 3:7, Shulján Aruj 690:16).

Durante la edad media, se comenzó a propagar entre niños y hasta entre adultos la costumbre de hacer ruido al pronunciar el nombre de Hamán. Probablemente esta era una manera de expresar el odio a los malvados y la alegría por su caída. Si bien esta costumbre carece de origen o fundamento, el Ramá nos dice que «no se deben anular costumbres ni burlarse de éstas, pues no fueron establecidas de balde» (690:17). Empero algunos de los sabios medievalistas, no siguieron esta costumbre y algunos de los sabios de las últimas generaciones se opusieron a esta práctica, ya que puede causar que quienes escuchan la lectura no cumplan con el precepto (como se vio en el inciso 10). De hecho, se puede continuar con la tradición de hacer ruido al escuchar la palabra «Hamán», pero se debe tener cuidado de que toda la congregación pueda oír con claridad toda la lectura.

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