Pninei Halajá

05- La bendición por habitar la sucá

Nuestros sabios establecieron que se recite una bendición antes de cumplir el precepto de habitar la sucá: “Baruj Atá HaShem Elokeinu Melej HaOlam Asher Kidshanu BeMitzvotav VeTzivanu Leishev BaSucá” (Bendito eres Tú HaShem, nuestro D’s, que nos ha santificado con Sus preceptos y nos ordenó habitar la sucá”). Las costumbres han diferido respecto de cuándo se recita.

Según muchos de los sabios medievales (Rishonim), así como también según la opinión del Rif y el Rambám, en cada oportunidad que una persona ingresa a una sucá para estar en ella, aunque su intención sea simplemente pasar un rato en ella y no hacer nada, dado que cumple con el precepto, antes de sentarse debe bendecir. Así acostumbran en la práctica los judíos provenientes del Yemen, quienes inmediatamente después que ingresan a la sucá bendicen de pie y posteriormente se sientan.

La costumbre de las demás congregaciones sigue la opinión de Rabenu Tam, según la cual se bendice por la ingesta de alimentos por ser ésta una acción más importante, y en el recitado de la bendición al comer se incluye a todas las demás actividades que se realizan en el marco del precepto de habitar la sucá. Y si bien también el sueño es importante, se teme que la persona bendiga antes de acostarse a dormir y luego no pueda conciliar el sueño, en cambio, en el caso de la ingesta de alimentos, ésta depende exclusivamente de la voluntad humana y por ello corresponde bendecir sobre ella. La pregunta que surge es: ¿Por qué tipo de alimentos debemos bendecir?

Según la usanza ashkenazí, quien está por ingerir una cantidad de alimento que debe ser comida en la sucá, recita Leishev BaSucá”. Por lo tanto, quien tenga la intención de comer un volumen equivalente a más de un kabeitzá (un huevo) de pan o de Mezonot, junto con la bendición correspondiente por el alimento en cuestión debe bendecir “Leishev BaSucá”. Quien no tiene la intención de ingerir esta cantidad durante toda su permanencia en la sucá, habrá de bendecir “Leishev BaSucá” por un simple bocado de Mezonot, un trago de vino o un bocado de un alimento más importante. Si bien respecto de ello existen otras costumbres, así es como corresponde proceder.

Según la usanza sefaradí, se recita la bendición de “Leishev BaSucá” por una ingesta importante por la que suele fijarse una comida, y existe aquí una diferencia entre el pan y el resto de los Mezonot. Por pan, aunque se coma de éste solo un poco más que el volumen de un huevo), se debe recitar la bendición “Leishev BaSucá”. Por el resto de los Mezonot, ya se trate de pasteles o alimentos cocidos tales como ptitim o papilla de avena, se bendice “Leishev BaSucá” únicamente si se ingiere de estos una cantidad suficiente como para quedar satisfechos, lo cual equivale a un volumen mínimo de cuatro huevos.

Consideramos que, en la actualidad, también según la usanza sefaradí, quien ingiera una comida sin pan ni Mezonot, por ejemplo, quien coma sopa, carne, arroz y papas deberá recitar la bendición.

Si bien en el pasado la directiva era no recitar la bendición por una comida en la que no se sirve pan, en la actualidad muchas personas acostumbran a sentarse a comer comidas completas e importantes sin incluir cereales en el menú. En un caso así, la comida debe ser considerada como fija y se debe bendecir por ella. En el caso de quien sabe que sus padres tienen el recaudo de no bendecir por comidas de este tipo, puede continuar con su costumbre. No obstante, a los efectos de salir de duda, es preferible que tenga la precaución de incluir pan en estas comidas y bendecir “Leishev BaSucá”.

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