Pninei Halajá

01. La fiesta de las Matzot («jag hamatzot») y la fiesta de Pesaj («jag hapesaj»)

Esta fiesta es recordada en la Torá mediante dos nombres que se corresponden con sus dos significados: Jag HaMatzot o fiesta de las Matzot, tal cual está escrito: «La festividad de los Panes Azimos habrás de observar» (Shemot-Éxodo 23:15 y otros sitios en el Tanaj) y Jag HaPesaj o fiesta de Pesaj, tal cual está escrito: «El sacrificio de la festividad del Pesaj» (ídem 34:25). El nombre «fiesta de las matzot» se refiere a la revelación de la fe, y Pesaj está relacionado con la condición peculiar – «Segulá»- de las que disfruta el pueblo de Israel.

Durante la salida de Egipto se reveló en el mundo la Divina Providencia y el modo de Ésta de dirigir la realidad de una manera clara y palpable, y por ello, el fundamento de la fe en HaShem tiene su origen en el éxodo. La matzá insinúa esta cuestión, tal como recitamos en la Hagadá: «Esta matzá que ingerimos, ¿a qué se debe? A que la masa de nuestros antepasados no alcanzó a leudar hasta que se reveló a ellos el Rey de los Reyes el Kadosh Baruj Hú o Santo Bendito Es y los redimió»

Durante el éxodo se reveló también la singularidad del pueblo de Israel, dado que en todas las plagas que azotaron a Egipto fue notoria la diferencia entre la suerte de los hijos de Israel y la de los egipcios, ya que los últimos fueron castigados y los primeros fueron salvados. Más claro aún fue cuando llegó la décima plaga, la muerte de los primogénitos, que afectó duramente a los hogares egipcios y salteó a los israelitas. Esta cuestión se manifiesta en el sacrificio de Pesaj («korbán Pesaj») que pone de relieve la protección singular («segulá) que recae sobre el pueblo de Israel.

Estos dos fundamentos, la fe y la singularidad del pueblo de Israel están íntimamente relacionados. A diferencia de las demás naciones que fueron conformadas mediante procesos humanos, el pueblo de Israel se estableció a partir de la salida de Egipto de un modo Divino, mediante señales y portentos, a los efectos de que recibiesen la enseñanza de HaShem que es la Torá. La situación del pueblo de Israel depende por completo de la cuestión espiritual: si los hijos de Israel hacen la voluntad de Dios y revelan Su Nombre en el mundo, reciben todas las bendiciones previstas en la Torá; en cambio, si no actúan de acuerdo con la Voluntad Superior recaen sobre ellos las maldiciones previstas en ella.

Como contraparte, la revelación del Nombre Divino en el mundo que es la difusión de los valores de HaShem en el seno de la creación depende del pueblo de Israel, tal como está escrito (Ieshaiahu-Isaías 43:21): «el pueblo que formé para Mí, para que pudiera hablar en Mi alabanza». Es por ello por lo que nuestros sabios dijeron (Bereshit Rabá 1:4): «la idea de Israel antecede a toda la realidad», o sea, antes de que todo fuera creado se ideó el surgimiento del pueblo de Israel pues por su intermedio se revela el objetivo último de la creación del mundo. Respecto a esto nuestros sabios dijeron (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 88(A)): «El Santo Bendito Él estableció una condición en Su creación, por medio de la cual dijo: si el pueblo de Israel acepta la Torá la creación permanecerá y si no – la devolveré al caos inicial». La particularidad y la protección singular de la que disfruta el pueblo de Israel se manifestaron de manera especial al ser escogidos como Su pueblo durante la esclavitud, a pesar de que en ese período éramos una nación denigrada y estábamos inmersos en los cuarenta y nueve pórticos de impureza de Egipto.

De lo antedicho resulta que los dos nombres de esta festividad representan dos aspectos de una misma cuestión y es la revelación del Nombre de HaShem en el mundo por medio del pueblo de Israel.

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