Pninei Halajá

02- El viernes.

Si bien es menester preparar el Shabat todos los días de la semana, lo principal de los preparativos debe realizarse el día viernes, tal como está escrito (Shemot 16:5): «El día sexto prepararán lo que trajeren». Así como los hijos de Israel durante los cuarenta años en el desierto se alimentaban del «man» que caía por la noche y recolectaban por la mañana, asimismo es preceptivo apurarse a realizar los preparativos del Shabat en la mañana del viernes (Shulján Aruj Oraj Jaím 250:1). Es buena costumbre que la mujer hornee «jalot» (panes trenzados) en la mañana del viernes y cumpla con el precepto de la separación del «jalá» (Ramá 242:1).

Si bien es preceptivo realizar las compras el viernes temprano por la mañana, de todos modos no se deben anticipar al servicio de Shajarit. Quien tiene el hábito de estudiar después del servicio matutino que lo haga como de costumbre, y luego que se apresure a hacer las compras necesarias y preparar todo lo necesario para el Shabat. Solamente en caso de que se tenga la sospecha que de asistir al servicio de Shajarit puede quedarse sin productos en las tiendas, tendrá permitido primero comprar y recién después rezar (Mishná Berurá 250:1).

Los juristas de las últimas generaciones sostienen que es mejor realizar las compras de Shabat el día viernes y no el jueves, pues al hacerlo el viernes queda más manifiesta la intención de que las compras son en honor al Shabat. Otra razón es que en la antigüedad no existían los refrigeradores y no había forma de mantener frescos los alimentos, por lo que a los efectos de que el sabor de los platillos de Shabat sea optimal era necesario comprar los ingredientes y cocinarlos el mismo día viernes. Empero en aquellos días y con mucha mayor razón en la actualidad, cualquier alimento que se sospeche que el viernes pueda ser difícil encontrar en el mercado o cuya preparación insuma gran cantidad de tiempo, es mejor comprarlo el día jueves.

Cuando se presentan dos posibilidades: cocinar los alimentos el viernes y estar cansados por la noche cuando se recibe Shabat, o cocinarlos el día jueves, mantenerlos en la heladera y llegar a Shabat descansados y tranquilos, es mejor que se prepare la mayor parte de los platillos el jueves y se deje unos pocos preparativos para el día viernes. Esto se debe a que el mayor precepto es honrar el Shabat y deleitarlo y para eso lo mejor es estar descansados y relajados.

Hay familias en las que por causa de la tensión que genera alcanzar a completar los preparativos sabáticos a tiempo, el viernes se transforma para ellos en un día de impaciencia  y discusiones. El Satán y la inclinación al mal están involucrados en esta situación, de modo tal que hasta el momento del inicio del «Shabat Shalom» se desatan las fuerzas que despiertan enojos y peleas para evitar que el Pueblo de Israel reciba el Shabat como corresponde. El Talmud nos relata (Tratado de Guitín 52 (A)) que había una pareja que cada víspera de Shabat a poco de comenzar el sagrado día discutían espantosamente. Rabí Meir pasaba por allí, y durante tres semanas se quedaba con ellos el viernes por la noche en su casa hasta que logró apaciguar a las partes. Escuchó la voz celestial de un ángel acusador que decía: «Ay de mí, que Rabí Meir me echó de esa casa». A los efectos de no brindarle espacio al ángel acusador, es necesario planificar correctamente los preparativos del Shabat para recibirlo con tranquilidad y alegría (esto también se desprende del decreto de Ezra que se menciona en el inciso 4).

Existe una sagrada costumbre y es la de culminar todos los preparativos  hasta el viernes al mediodía,  para posteriormente descansar y estudiar Torá de cara al Shabat. Todo aquél que así actúa, tiene el mérito de recibir el Shabat con tranquilidad y alegría y puede percibir el alma suplementaria que se le agrega en Shabat.

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