Pninei Halajá

12 – Gastos previos a la festividad

Si bien los sabios sostienen que las personas deben ser medidas en sus gastos a los efectos de poder ahorrar para tiempos complejos y para la vejez, así como para poder ayudar a sus hijos a adquirir una profesión u oficio y formar una familia – no se debe ahorrar en los gastos para las festividades, sino que se debe proceder de acuerdo a la situación económica en la que se está (Talmud Babilonio Tratado de Julín 84(A), Beit Iosef 529:1). Hay aquellas personas que suelen gastar en cuestiones superfluas y solamente cuando llegan las expensas festivas recuerdan tornarse ahorrativas. Empero, en realidad, corresponde ser ahorrativo en los gastos superfluos y generoso en los relativos al cumplimiento de preceptos. Y no habrá de preocuparse de que surjan repentinamente gastos imprevistos, o que por no limitarse en los gastos de Shabat, de las festividades o los correspondientes a otros preceptos no podrá sustentarse adecuadamente en tiempos ordinarios. Esto obedece a que según nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Beitzá 16(A)) el sustento de una persona está racionado o establecido desde Rosh Hashaná hasta Rosh Hashaná, salvo los gastos para Shabat, festividades y los estudios judaicos de sus hijos, de modo tal que, si gasta menos, el ahorro se le deduce del sustento anual asignado y si gasta más, la diferencia es agregada a su asignación. Por lo tanto, si una persona eroga para las festividades conforme a su nivel económico y ahorra en los días hábiles no sufrirá daño alguno y podrá vivir y ahorrar como corresponde. Si esta se encuentra momentáneamente sobregirada, corresponde que tome un préstamo para alegrarse en la festividad sin preocuparse pensando que quizás le ocurra un contratiempo que le impida devolver el empréstito, ya que el Santo Bendito Es dijo: “Tomad prestado a mi cuenta y consagrad la santidad del día y creed en Mí, y Yo habré de saldar la cuenta” (ídem 15(B)). Esto es así a condición de que la persona no se confíe en que habrá de acaecer un milagro, sino que posee un negocio establecido o un salario fijo o un dinero ahorrado en el cual pueda respaldarse. En este caso es que nuestros sabios dijeron que la persona no debe preocuparse de no poder devolver el préstamo, ya que si habrá de trabajar esmeradamente sin gastar su dinero en cosas superfluas, HaShem habrá de bendecir su trabajo y le permitirá cancelar la deuda. Empero, en el caso de quien no sabe cómo habrá de devolver lo adeudado, que no lo tome para alegrar la fiesta no sea que se torne un inicuo que no honra sus compromisos. Tampoco habrá de extender su mano para pedir tzedaká o caridad, sino que habrá de ingerir alimentos sencillos en la festividad, tal como dijera Rabí Akiva: “Haz de tus Shabatot días comunes y no vivas de las dádivas” (ídem Pesajim 112(A)). Por el mérito de no haber recurrido a la caridad ajena habrá de enriquecerse (Tratado de Peá 8:9). Empero, en el caso de una persona pobre que ya ha recurrido a la caridad para otros menesteres – habrá de recibir tzedaká para alegrarse en la festividad (Mishná Berurá 242:1).

Hay personas que creen erróneamente que para alegrarse en la festividad es necesario adquirir los alimentos y las prendas más caras, a la usanza de las personas ricas, erogando sumas que están más allá de sus posibilidades. Empero, el precepto se cumple al gastar para los menesteres festivos conforme al nivel de ingreso de cada uno. Según esto, quien percibe un ingreso medio que adquiera los alimentos y el vino que personas de en su situación suelen adquirir para comidas importantes. Esto obedece a que la alegría festiva depende de la ingestión de vino y el agregado de platillos que excedan lo acostumbrado en los días de semana sin mediar relación con lo consumido por las personas ricas (ver Pninei Halajá Shabat 2:3).

Otro tanto ocurre con la adquisición de una prenda o una alhaja en honor a la festividad. Una persona de ingresos medios no está preceptuada de comprar una prenda que corresponde a un nivel de ingreso alto, ya que lo principal de la alegría festiva radica en la excedencia de este día respecto de los días comunes y no en el hecho de que la mujer en cuestión pueda competir con las de ingresos elevados. Aquella que crea que estará alegre únicamente si su vestimenta sea más cara y elegante que las de las demás mujeres nunca alcanzará la alegría pues la envidia hacia las otras y la pasión por los ropajes más exclusivos siempre habrán de afectar su estado de ánimo.

Lo principal es que la persona esté feliz con la porción que le tocó en parte, ahorre en sus gastos cotidianos y aumente los expendios destinados a los menesteres asociados al cumplimiento del precepto, de acuerdo con su nivel de ingreso y de esa manera habrá de ser meritorio de bendición. Respecto de esto, nuestros sabios dijeron (Mishná Tratado de Avot 4:1): «¿Quién es rico? Aquel que está contento con su parte, tal como está escrito (Tehilim-Salmos 128:2): Cuando disfrutes el trabajo de tus manos prosperarás y te irá bien: “prosperarás» – en este mundo; y “te irá bien» en el Mundo Venidero».

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