Pninei Halajá

09. La noche de la inmersión en la Mikvé y el caso de quien sale de viaje

Es preceptivo para el hombre unirse a su mujer la noche en que esta tiene su inmersión ritual (Shulján Aruj Even Haezer 76:4). En caso de haber sido negligente en esto dejó sin cumplir un precepto de la Torá y trasgredió una prohibición grave por cuanto que afligió a su mujer. Esto se debe a que esta omisión es una de las conductas más ofensivas que una mujer que va a la Mikvé y se purifica puede sufrir, que tras la inmersión, su marido no desee unirse a ella. Esta ocasión, la noche de la inmersión, es uno de los tiempos fijos y prestablecidos que tiene la pareja para unirse, de modo tal que si tienen que unirse dos veces a la semana esta es la primera de ellas.

En el caso de quien se dispone a viajar lejos de su casa, es preceptivo que se una a su mujer la noche anterior a la partida (Shulján Aruj Even Haezer 76:4). Tal como dijeron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Ievamot 62(B)): «El hombre debe unirse a su mujer previo a su partida» pues en ese momento el deseo por la unión se intensifica; respecto de esto reza el versículo (Job 5:24): «Y sabrás que hay paz en tu morada, y estarás presente en tu recinto y no pecarás». Al cumplir con el precepto previo al viaje el marido se separa de su mujer amorosamente, con alegría y tranquilidad, y en virtud de ello no habrán de pecar de infidelidad tanto mental como práctica durante el tiempo de la separación. Sin embargo, cuando el motivo del viaje es el cumplimiento de un precepto y llevar a cabo la unión puede interferir con este – no es obligatorio llevarla a cabo (Rashí, Nimukei Iosef).

¿En qué caso la Oná es preceptiva previo a un viaje? En todo viaje que provoque añoranzas y sensación de separación, en cada caso según cada quien. De todas maneras, se trata de una ausencia del hogar de por lo menos una noche. En caso de que sea claro que el viaje habrá de dejar sin efecto un encuentro periódico preestablecido; aunque no medien añoranzas, será preceptivo unirse la noche previa a la partida.

Otro tanto ocurre en el caso de una mujer que debe ausentarse de su hogar, si su viaje provoca añoranzas o deja sin efecto un encuentro de pareja periódico, es preceptivo mantener relaciones la noche previa a la partida.

Cuando el viaje está programado para el día previo a la inmersión ritual mensual de la mujer, es preceptivo posponer el viaje hasta pasada la inmersión y que la pareja haya alcanzado a unirse (Ramá Ioré Deá184:10).

Hay quienes opinan que al retornar de un viaje como los mencionados se debe cumplir con el precepto de Oná (Zohar Bereshit 50:1, Rashbá, Baer Heitev Oraj Jaím 240:19). Cuando se despierta el deseo por unirse en alguno de los cónyuges, todas las opiniones coinciden en que el precepto de Oná recae sobre ellos. Y así debe de ser, que tras el viaje de uno de los cónyuges, estos  deseen unirse y cumplir el precepto con alegría.

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