Pninei Halajá

07 – El incienso (Ketoret).

Contiguamente a los sacrificios permanentes que se ofrendaba a diario en el altar exterior, uno por la mañana y el otro al atardecer, los cohanim quemaban incienso en el altar interior en esos mismos horarios. La ofrenda permanente tiene por cometido expresar la conexión manifiesta entre el pueblo de Israel y Hashem. Por esta razón, la sangre de este sacrificio era esparcida y los órganos eran ofrendados en el altar exterior que era público y de esta manera unían a todas las creaturas -en su faz material y concreta- con el Todopoderoso. El incienso expresa la conexión interior y profunda entre el pueblo de Israel y Hashem, por ello se trata de una ofrenda espiritual y sutil que expresa la conexión de las almas a Hashem y se lleva a cabo en el altar interior del Templo.

La ofrenda de incienso estaba conformada por once ingredientes que eran molidos cuidadosamente hasta amalgamarlos por completo para que la mezcla huela bien. Esto insinúa que mediante la unión de todas las fuerzas del pueblo de Israel en pos de la meta sagrada, el mundo se ve reparado. Diez ingredientes poseía el incienso, que se corresponden con los diez niveles de santidad mediante los cuales el mundo fue creado. El onceavo ingrediente  es el olíbano cuyo aroma es desagradable y se corresponde con los aspectos negativos del universo. Sin embargo, una vez molido y mezclado con los otros diez ingredientes del incienso no sólo que este no se veía estropeado sino que su aroma era mejorado. Esto nos enseña que cuando las potencias del pueblo de Israel se unen en pos de un objetivo sagrado, se manifiesta la virtud interior de los judíos de mala conducta, e inclusive estos se suman y contribuyen al mejoramiento del mundo (ver Olat Hareaiá I pág. 136-138).

En Yom Kipur, le era agregado al Cohen Gadol un precepto especial y es el de quemar en nombre de todo el pueblo de Israel un puñado de incienso en el Kodesh HaKodashim. Sólo en virtud de este valioso precepto se le permitía ingresar al sagrado recinto, tal como está escrito (Vaikrá 16:2): «Dile a Aharón tu hermano que no entre en cualquier momento al santuario, detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el Arca, para que no muera, por cuanto Yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio».  Solamente después de ofrendar el incienso en el Kodesh Hakodashim, el Cohen Gadol podía traer la sangre del buey y la del chivo para esparcirlas frente a la tapa del Arca («kaporet») y así expiar por las ofrendas sagradas del pueblo de Israel.

A los efectos de comprender fehacientemente el significado de la nube de incienso, es necesario saber que la Revelación Divina al pueblo de Israel tiene lugar mediante una nube, tal como está escrito (Shemot 24:15-6): «Y el monte fue cubierto completamente por la nube. Cernióse así la gloria del Eterno sobre el monte Sinaí que quedó cubierto por la nube  durante seis días. Y llamó D´s a Moshé al séptimo día de entre la nube». La nube manifiesta la Revelación Divina Superior y excelsa que trasciende a la percepción humana, y desde la nube y la niebla el hombre puede percibir y comprender la cuestión Divina conforme a su nivel y su capacidad. Tras la finalización de la construcción del tabernáculo nos relata el texto (Shemot 40:34-5): «Y cubrió la nube la Tienda del Encuentro y la gloria del Eterno llenaba el tabernáculo. Y Moshé no pudo entrar en la Tienda del Encuentro al posarse sobre ella la nube pues la Gloria del Eterno llenaba el tabernáculo». Al comienzo, la revelación es superior y  excelsa al punto que ningún ser humano es capaz de estar ante esta. Únicamente después, la cuestión Divina se revela ante los cohanim desde la nube y la niebla, conforme a la capacidad de estos. Durante la construcción del Primer Templo vemos que «los cohanim trajeron el Arca del Pacto y lo colocaron en su sitio en el Santuario del Templo, en el lugar más sagrado bajo las alas de los querubines…y cuando los cohanim salieron del lugar santo la nube llenó la Casa del Eterno, de modo que estos no podían ministrar allí a causa de la nube, porque la Gloria de HaShem llenaba la Casa del Eterno» (Reyes I 8:6-11).

El incienso que quemaba el Cohen Gadol en Yom Kipur en el Kodesh HaKodashim expresaba la conexión de todo el pueblo de Israel para con la fe completa, -haEmuná haShleimá- originada en aquello que trasciende toda percepción, y el inicio de su revelación está oculto en el interior de la nube y desde la niebla comienza a clarificarse gradualmente, conforme a nuestra capacidad de captación. A partir de esta conciencia, el Cohen Gadol podía ingresar al Kodesh HaKodashim y expiar por el pueblo de Israel.

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